miércoles, 10 de abril de 2013

Casas del Lago


El verano en Bariloche transcurre tan rápido que es como un suspiro de calor que alivia entre tanto frío de montaña. Así que, lamentablemente, y muy a mi pesar,  me tengo que ir despidiendo de los paseos en barco en el Nahuel Huapi por un tiempo. Pero antes, quisiera compartir unos secretos con ustedes, que sólo se pueden observar navegando por el lago.


Les quiero mostrar unas casas escondidas, grandes y lujosas, que tienen salida al lago donde los dueños amarran sus barcos y disfrutan de un buen rato en la costa, además de tener algunas de las mejores vistas que ofrece nuestra Patagonia.

Me sorprendió mucho ver estas casas espectaculares, ya que desde el otro lado, donde transitan los autos, estas casas pasan desapercibidas o directamente no se ven por toda la arboleda que tienen en sus parques delanteros. Como se puede ver en las fotos, estas casas cuentan con muchos ambientes, grandes parques muy bien cuidados, pequeños muelles y todas las comodidades para pasar un buen verano viviendo el lago.



Por último, les quiero presentar la estancia Huemul, de la familia Anchorena - Ortiz Basualdo, que se encuentra en la península Huemul, en la costa norte del lago, en la zona llamada La Escuelita. Estas dos familias (tío y sobrinos) se asociaron en el asentamiento de la península, después de que Anchorena dejara el usufructo de la isla Victoria. La estancia fue proyectada por el arquitecto inglés H. B. Collcut, pero fue construida por la empresa Capraro  y terminada por Longaretti en el año 1927.


Los Ortiz Basualdo fueron uno de las pioneros en llegar a Bariloche y, enamorados del paisaje, decidieron instalarse aquí. Fueron grandes promotores de Bariloche e invitaban a sus conocidos a conocer la zona y a hospedarse en la estancia, dada las grandes comodidades que poseía la casona. Uno de sus principales huéspedes fue el Príncipe de Gales en 1931. Esta casa fue muy importante en aquel entonces por las grandes personalidades que albergaba y fue modelo para otras grandes construcciones que se hicieron posteriormente en Bariloche.


Uno de los dueños, Carlos Ortiz Basualdo, encontró enterrados cuerpos indígenas en esta zona,  que fueron desterrados y entregados a la Universidad de La Plata para su investigación.  Según pudieron constatar, la Misión Jesuítica del Nahuel Huapi del siglo XVII se había instalado en esa zona y estos indígenas habían sido enterrados bajo la ceremonia católica. Los supersticiosos condenan que el destierro de estos indígenas habría hecho que cayera una maldición sobre el dueño de la estancia, ya que, a los pocos años, Don Carlos muere ahogado de una manera inexplicable en el lago.

No hay comentarios:

Publicar un comentario