viernes, 8 de marzo de 2013

Cerro Millaqueo y La Cascada Blanca


Los días de este verano en Bariloche han sido espectaculares, soleados, calurosos y sin lluvias. Muchas personas me han recomendado que aproveche estos días, que son bastantes atípicos acá porque las temperaturas nunca llegan a ser tan altas. Así que haciendo caso a los consejos recibidos y aprovechando la buena bienvenida que la ciudad nos está dando, nos fuimos a navegar al inmenso lago Nahuel Huapi.
La magnitud del lago es colosal y te permite conocer  muchos lugares exclusivos que solo se acceden vía marítima. En  esta primera salida fuimos en barco al cerro Millaqueo. Primero llegamos en auto al puerto Pañuelo, donde pudimos apreciar panorámicamente el gigantesco hotel Llao Llao (que más adelante  dedicaré una nota completa a este hotel majestuoso) y de ahí, unos amigos nos pasaron a buscar en barco para llevarnos al Cerro Millaqueo. Este cerro fue bautizado con ese nombre en honor a un indígena que fue uno de los pocos que ayudó a Francisco Moreno en la misión de determinar los límites entre Argentina y Chile. Si uno mira con detenimiento y  buena voluntad los bordes del cerro, se puede vislumbrar el perfil del indio mirando hacia el cielo.  El cerro no tiene ninguna obra realizada por la mano del hombre, así que si uno quisiera pasar la noche allí debe acampar, pero sin hacer fuego. En nuestro caso y para que no sea demasiada vida natural de golpe para la porteña que les escribe,  optamos por pasar la tarde ahí solamente, tomando unos mates y comiendo ricos sándwiches a la sombra de los árboles. Es un gran contraste para una persona que viene del bullicio y de edificios altos,  ya que la única opción que hay allí es la de apreciar la naturaleza y pasar un buen momento con amigos charlando. 




Después de recorrer la costa, decidimos seguir conociendo más lugares y fuimos hacia La Cascada Blanca, lugar que también se accede únicamente por barco. Otra de las opciones es a través de la excursión al Puerto Blest, donde también podés apreciar la cascada desde el catamaran. La cascada es grande y bastante plana, que permite, a los valientes apasionados por el agua, poder treparse y tirarse de cola hacia las profundidades del lago. Como persona poco deportista que soy, me quedé pasivamente en el barco fotografiando a los corajudos tirarse del agua, y dedicándole mi mayor admiración a la cascada.


Antes del anochecer regresamos a Bariloche pero con la esperanza de volver a disfrutar el lago y sus lugares recónditos.

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